Un tema de contenidos re manidos motiva este comentario en parte también reiterativo en la idea de recordar la insistencia que persigue reducir compensaciones por la prestación laboral, llámese sueldos; y reducir obligaciones empresarias. Así no es equitativo.
El titular de la Cámara de los EEUU en Argentina, Gómez Minujín, pidió al gobierno de Milei “un sistema más simple, más equitativo, más enfocado en premiar al que produce, al que arriesga y al que genera oportunidades. No se trata solo de bajar impuestos”, hay que hacerlo en forma “inteligente: ampliando la base tributaria, reduciendo la evasión y formalizando la economía”. Pero además advirtió que “el costo del empleo formal en Argentina se duplicó respecto de países vecinos; es entre 1,8 y 2 veces mayor que en Brasil o Chile”. Prevalece la “rigidez normativa y la alta litigiosidad”, y con ello “desincentivaron la contratación y profundizaron la informalidad”. A confesión de parte relevo de prueba, son evasores declarados históricamente. El empresario pide además “una reforma que contemple un marco laboral más moderno, más flexible e inclusivo”.
¿Más flexible en qué? ¿Acaso se refiere a lo que poco a poco está concretando Milei tal el caso de la limitación del derecho de huelga, reducido a la mínima expresión en caso de intentar hacer uso del mismo? El FMI y los empresarios multinacionales no soportan que los trabajadores mantengan derechos históricos.
El gobierno nacional no respeta a los trabajadores y menos a los del Estado que dejan sin trabajo. Contrario a su “libertariedad” prohíben acuerdos salariales entre empleadores y trabajadores de aumentos mínimos; para sobre llevar la inflación en dólares y la limitación de ingresos ante los abusos del “mercado” tras 18 meses. Cambian las reglas de juego reclamadas pero para los trabajadores y trabajadoras, mientras que los empresarios siguen logrando mejoras, aunque sea, para compensar la baja de ventas y eludir obligaciones.