A las barbaridades que expresa, el presidente sumó lo de “parásitos mentales” y la confesión brutal al decir “Sí, soy cruel. Soy cruel con los inmundos, con los gastadores, con los empleados públicos, con los estatistas y con los que les rompen el culo a los argentinos de bien”.
Odio ofensivo inaceptable en un presidente electo, propio del modelo anti Estado democrático, usufructuando de las bondades del cargo. Gastos innecesarios relacionados con viajes y posiciones políticas ajenas a la investidura. Odia a los trabajadores y trabajadoras del Estado y a los gobernadores e intendentes que lo administran; de manera bochornosa y salvajemente “cruel”.
La sospechosa confesión del placer perverso la deben abordar los responsables del cuidado de la institucionalidad, previniendo el mayor daño que puede causar. En lo económico también refleja esa crueldad anti social y anti soberana; con más endeudamientos y acciones más que sospechosas dejando miles de estafados con el uso de la inteligencia delictiva.
En la profundización del proceso iniciado por Macri reconociendo que fue muy lento, también demuestra el ensañamiento contra los pobres, desposeídos, desocupados y mal pagados trabjadores/as, víctimas de la extorsión por las crecientes necesidades.
Modelo que prioriza intereses de poder que históricamente conservadores y descendientes apoyaron el bombardeo en Plaza de Mayo y posteriores golpes de Estado, hasta filtrarse con sus cómplices en el sistema electoral.
Ejecutan la destrucción del tejido social borrando la otrora poderosa clase media motorizadora de la economía interna, hoy devastada con las mismas políticas pergeñadas por Videla, Martínez de Hoz, Cavallo, Sturzenegger y otros topos del espionaje anti nacional manifiesto, que exime de más pruebas.
Quedan en defensa del federalismo y la dignidad, los gobiernos provinciales, municipales, parte del poder Legislativo de la Nación, y los resistentes ante la gravedad que ya se movilizan en las calles del país.
