La paradoja mística exhibió a la persona del Papa Francisco, para algunos el “Papa peronistas”, en su partida hacia la referida “eternidad” tras su fallecimiento. Los máximos dirigentes del Mundo manifestaron su reconocimiento y a la vez, lamentaron la noticia. Francisco. El también llamado “el Papa argentino” se opuso a los actos de violencia física, sicológica, a la guerra y llamó a la paz para la misericordia especialmente para los más sufrientes; en un contexto global en el que la pérdida de valores y una extraña anarquía segregacionista, amenaza a la sociedad. La urgencia del protocolo de “El Vaticano”, confirmó que en la semana que se inicia los cardenales elegirán al sucesor abriendo una incógnita sobre cuál será el perfil de futuro pontífice.
El que una vez ungido con la máxima investidura de la Iglesia católica, decidirá si se aloja en Santa Marta o en la sede central. Posible gesto de definición de la línea personal en un mundo en el que la religión no siempre logra abrir sus brazos a los sufrientes, perseguidos, menesterosos y víctimas del modelo deshumanizado; que insiste con viejas nuevas estrategias para fortalecer la dominación del poder ajeno a los principios de la Justicia Social.