La modalidad de promociones comerciales bajo un mote expresivo en inglés que la mayoría ignora su traducción de “venta caliente”; pero entiende que se trata de ofertas comerciales y supuestos precios más bajos, está permanentemente sospechada y en casos comprobados, de engaño, falsedad y estafa.
A tal punto que las mentadas promociones incluyen más cuotas que rebajas de precios reales que, cuando se concretan, lo hacen respondiendo a un valor más real previamente inflado para parecer luego un descuento. Sin campañas de hecho los grandes centros comerciales bajaron precios ante una demanda, muy reducida por el método que ahora quieren reflotar, llamado consumo popular.
Durante más de un año el gobierno nacional impulsó aumentos descontrolados encabezando la avanzada con tarifas de servicios por fuera de la capacidad adquisitiva, obligando a reducir otros consumos para pagar dichas obligaciones de un sistema que tiene cautivas a las comunidades. Recordar que un gran sector afectado es precisamente el de los jubilados y pensionados.
Se ha llegado a sacrificar alimentos para pagar servicios de electricidad, gas e impuestos variados que agotan en gran parte los deprimidos sueldos, favoreciendo a empleadores desprejuiciados. Un sistema deshumanizado que sigue incluyendo al PAMI como ese botín de guerra tantas veces mencionado y hoy, nuevamente generador de enfrentamientos en la administración central entre los funcionarios que pujan por quedarse con el paquete financiero. El que luego usan para algunas ambiciones electorales que demandan dinero en campañas y compra de voluntades.
La Justicia o quienes deben ejercerla, como de costumbre siempre dispuesta para temas ajenos a la realidad y en muchos casos a la verdad. Una Justicia con funcionarios y empleados sectoriales cómodamente instalados en el Palacio frente a la plaza Lavalle en la capital federal, que tras el paso de las décadas desde la segunda guerra y el apogeo del nazismo, recién ahora se enteran de que en sótanos o subsuelos, había cajones enormes cargados de material logístico nazi, para desarrollar sus campañas en Argentina o tal vez en la región; que no se pudo disimular u ocultar finalmente.