Leemos o escuchamos que la nueva deuda con el FMI es un salvataje. Lo será para Milei/Caputo y otros pero no sé si lo será para el gobierno nacional, en un proceso de escenas ficticias. El precio del dólar no baja por real estabilización productiva, comercial y económica, sino por la abundancia temporal de divisas. Habrá que ver qué ocurre tras las elecciones legislativas de octubre, y cuando avance el calendario 2026 poblado de vencimientos de pagos al Fondo.
Hoy el gobierno de Milei tiene el obvio apoyo de FMI y de JP Morgan llamando al usufructo de la bicicleta financiera en Argentina. Ya conocimos los falsos capitales de inversión que jugaron con ganancia asegurada y luego se fugaron con el resto de las ganancias exportadas durante la especulación de compra y venta de papeles, plazos fijos y re compra de dólares potenciados.
Así como los dólares del Fondo no son aportados para inversiones en infraestructura, establecimientos educativos, promoción y desarrollo productivo; y sí para oxigenar un Estado desequilibrado dotado de falso superávit, la conducta del gobierno salvado muestra desinterés por el desarrollo y apego a la timba indisimulada. No hay industria nacional que aguante con este sistema y menos aún, abrumando el mercado con productos importados que no compiten sino que anulan poco a poco el consumo de lo genuino. Los que producían en nuestro país, se dedican a importar y venden a precios altos “por las dudas”.
El dólar, es inducido desde el BCRA a cotizar por menos de $1200, entre bandas de 1000 y 1400. Ya hubo remarcaciones en base a la máxima, no la menor.
Aumentos aplicados antes que Milei y Caputo aconsejaran lo contrario al libertinaje comercial también inducido, promoviendo no comprar. Agrego la sangría del dólar en compras personales, mientras que grandes empresarios esperan que les abran las puertas y fuguen ganancias.
Todo llega a su fin y los dólares prestados con cargo, también.