Pasaron 70 años del bombardeo a la Plaza de Mayo. El 19 de junio se cumplirán aniversarios del ataque a La Plata y a Mar del Plata. El fin era asesinar al presidente Juan Domingo Perón, para erradicar también la fuerza política popular que brindó más derechos y quitó abusos contra el pueblo.
Medidas que hoy irritan los ánimos de los enemigos de la equidad social sin perjuicio de las diferencias en un capitalismo no deshumanizado que hoy amenaza a gran parte del mundo. Unos 30 aviones desde la base naval Punta Indio llevaban el signo de “Cristo vence”, fugaces hacia la plaza histórica bajo un cielo gris cargados con las bombas asesinas causantes de muertes y heridos civiles por doquier. Lo criminal se destacó en la mayor cantidad de bombas lanzadas a la plaza y no la Casa Rosada.
Matar a Perón y castigar a los civiles como hoy repiten. El bombardeo nunca ocupó la suficiente memoria, tras las atrocidades del golpismo cívico militar. La mención de delitos de lesa humanidad no incluyó esta horrorosa violencia contra la Democracia.
Los descendientes ideológicos mantienen el beneficio y se regodearon con ofensas y persecuciones hasta el intento de asesinato público. Nada efectivo ni ejecutivo se hace ante ello y sí demasiado con la renovada persecución respaldada por el presidente de la Nación, que sólo quiere representar a todo el pueblo.
Antes el ejemplo del olvido fue que las víctimas de la persecución y familiares, no recibieron compensaciones que sí lograron merecidamente las víctimas (no todas) de la dictadura de Videla y sus secuaces. Apelando a la burocracia nos negaron ese derecho.
Hoy sin bombas degradando del Estado de Derecho, aplastan la voluntad popular incluso en Latinoamérica. Memoria por el bombardeo y efectos que reflotan contra los derechos sociales y el patrimonio nacional con recetas de la economía improductiva tras la dependencia que el pueblo no eligió.
