Cumplir con los mandatos que el administrador del Estado dispone es parte de la vida en sociedad organizada. Pero si los impuestos son superiores a la capacidad adquisitiva del obligado, se rompe el equilibrio y comienza un proceso injusto, acuciante y nocivo para la relación persona/gobierno. Hay que pagar los impuestos aunque de pronto el modelo anarco capitalista rompe el equilibrio, más aún, con el libertinaje extremo pidiendo usar los dólares para comprar lo que quieras.
Hacelo tranquilo porque nadie te preguntará de dónde los sacaste. Afano, narcotráfico, evasión, negocios al margen de la ley y finalmente lavado. No digas lavado, decí blanqueo que es menos evidente ante el hecho que traiciona a los que cumplieron con las obligaciones tributarias.
Agrego abuso de blanqueo en las narices de los que no evadieron facturar algún trabajo por modesto que fuere. A los que están obligados a hacerlo sin la alternativa de la evasión que se está promoviendo una vez más, por la ausencia de control y peor aún, induciendo a usar capitales cuyo origen puede ser ilegal. No habrá control ni pregunta si quiera, de dónde salieron esos billetes para comprar propiedades o automóviles de alto costo. En realidad no hay ningún auto 0 Km barato en el mercado.
Indigna porque desde el propio Estado nos dicen que avancemos con el uso de dólares de origen desconocido, cuando hace minutos te sugerían no hacer transferencias entre cuentas propias. Lo que está en una cuenta está limpio y si no lo está, el sistema se encarga de que así sea investigando y aplicando cargos, si correspondiere.
Pero eso de pronto es como dijo el ministro de Economía (en otro tema), una “boludez mundial”. Qué hacer entonces ante la injusticia si el propio Poder Judicial mira para otro lado en lugar de decirle al Ejecutivo, que incurre en la promoción del delito. O en el delito directamente, otra vez.