Estamos participando como extras en una escena colmada de perversidad, impunidad y claro intervencionismo de Donald Trump, a través de su asesor político, Barry Bennett.
Personaje que oficia de negociador en lo que haga falta y en este caso, aparece como un coordinador de lo que supone un futuro gobierno en Argentina. No para el que pudiere surgir de las elecciones de 2027, sino para el que pretenden conformar desde la derecha integrada, incluyendo a los llamados “provincias unidas”.
Hasta se habla de Santiago Caputo como futuro conductor del gabinete nacional y lo curioso, es que no se nombra a Javier Milei.
¿Acaso es una estrategia para reubicar personas en un gobierno tomado por asalto pero en silencio? ¿Es acaso la influencia del gobierno estadounidense que quiere convertir el intervencionismo económico en el dominio gubernamental indisimulado?
Clima raro decorado con el mensaje de Trump sobre que si Milei pierde; retirará el apoyo que esconde un negociado para la extorsión económica, como con Zelenski y la exigencia de tierras raras y recursos naturales. Si la conformación del Congreso Nacional favorece a la oposición de manera contundente, sin tener que acordar los dos tercios famosos, esa será la razón por la que Trump, aprieta para influir en un electorado que cree miedoso.
Hay que advertir lo peligroso de que lo nefasto del gobierno nacional sea naturalizado; y lo dejen pasar. Estamos perdiendo el temple que brinda la soberanía ante un proceso de amenaza indisimulada, nada menos, que desde una de las mayores potencias del mundo.
La sociedad argentina sólo tiene la herramienta de su voto, para evitar el mal rumbo centralista deshumanizado; claramente entregado a un personaje al que en su país (EEUU), multitudes lo califican de dictador, mientras Milei lo respalda como aliado.
