Aquella mujer de la que Mauricio Macri decía que había que enamorarse de ella, hoy apunta al dólar que gestionó o aprobó el nuevo endeudamiento de Argentina con el FMI. Hoy, Christine Lagarde, puesta en funciones con las que oxigenaron su imagen tras la increíble operación que suministró al gobierno neoliberal argentino unos U$S 45000 millones (más o menos), vaticina algunos cambios en la UE para enfrentar a la moneda estadounidense fortaleciendo el Euro como moneda predominante.
Sobre estos aspectos la funcionaria que hoy encabeza equipo visible del Banco Central Europeo dice que el Euro se mantuvo frenado en su influencia comercial, bien puede reemplazar al dólar en el gran mercado que integran unas 20 naciones en la Unión Europea. La funcionaria considera que “Los cambios en curso abren la puerta a un ‘momento global del euro’. El euro no ganará influencia por defecto: tendrá que ganársela. Europa necesita un mercado de capitales más profundo y líquido, debe reforzar sus fundamentos jurídicos y necesita apuntalar su compromiso de apertura comercial con capacidades de seguridad. Esto se debe a que los inversores incluidos oficiales, también buscan garantías geopolíticas de otra forma: invierten en los activos de regiones que son socios fiables en materia de seguridad y pueden cumplir las alianzas con poder duro. El mercado de capitales de la zona del euro sigue fragmentado, es ineficaz y carece de un activo seguro verdaderamente líquido y ampliamente disponible al que puedan acudir los inversores. La lógica económica nos dice que los bienes públicos deben financiarse conjuntamente. Y esta financiación conjunta podría sentar las bases para que Europa aumente gradualmente su oferta de activos seguros”.
Lagarde, que fue una de las/los responsables de la violación de las normas del FMI, otorgando un préstamo excesivo de lo que podría afrontar la Argentina, ahora propone políticas para evitar que el endeudamiento regional comprometa a países que no están en la misma situación de los recurrentes financieros a los que califica de irresponsables fiscales.
Renegando del dólar que adoraba, sugiere que sea el Euro la moneda que multiplique inversiones para optimizar la utilidad financiera de la moneda regional, evitando incorporar problemas internacionales encabezados por el dólar. Se agrega la interpretación de que Lagarde está insinuando protegerse con moneda propia del bloque ante las desmedidas audacias de un Donald Trump que no deja de avanzar en desmedro de los socios históricos de los EEUU, transformados hoy en potenciales enemigos.