El ministro de economía Caputo soslaya lo más importante y apela a los dólares colchón; sin pensar al menos en las mayorías sufrientes del modelo deshumanizado. Buscan obtener lo fácil sin importar el efecto agregando la insistencia para que los ahorristas se deshagan de sus dólares. Usa el comentario de Darín encubriendo el verdadero sentido de los costos de vida.
¿Acaso los millones de damnificados tienen esos dólares guardados? Caputo disimula su currícula endeudadora y destructora de la economía productiva, avasallada por la de la timba para ganar mucho sin esfuerzos, sin desarrollos y sin las incomodidades que provocan los trabajadores. Los que pretenden ser tratados de igual modo que lo hacen con las corporaciones de bandera nacional o foránea.
Vivimos en un escenario en el que se prioriza al empresariado abusivo, mientras que trabajadores y trabajadoras, obligados a mínimos aumentos salariales. ¿Desde cuándo la riqueza no depende de las manos y cerebros que producen? ¿Desde cuándo el capital por sí sólo puede desarrollar a la Nación?
Imposible sin la fuerza del trabajo que condenan a la tortura de la pobreza y el esfuerzo para conservar el puesto porque hay miles y en aumento, esperando un laburo, cuya paga no responde a la realidad de los costos de vida, y a favor de los que manejan el mercado.
Desequilibrio e inequidad prometen resultado peligroso para la estabilidad social, que no debe ser “carne de cañón” ante el FMI y entidades afines; en lugar de integrar un proceso de recuperación económica y del consumo fogonero de la economía nacional. Agregar la improducción diversa con un gobierno abandónico del Estado, contra desarrollos regionales, la producción y el mercado interno, que impide exportaciones y aumenta la importación para bajar precios, sin lograrlo, en una sociedad que padece la falta de dinero para consumir en casos, lo básico para intentar vivir.