A mediados de este mes de junio que en horas llegará a su fin, se concretó una operación financiera por US$ 2000 millones con la que el gobierno argentino, lograba un poquito de oxígeno ante la tremenda necesidad de superar el ahogo inevitable por la acumulación de deudas, sin generación de riqueza genuina. Si esto no es una falla de administración difícilmente se le encuentre un nombre que no agrave la desconfianza en los administradores encabezados por Javier Milei y el reiterado ministro de Economía, macrista, Luis Caputo.
Sin mayores datos, como de costumbre, sobre el destino de los U$S 2000 millones se supo que Caputo recibió una llamada poco amistosa de parte de un alto funcionario de Donald Trump, relacionada entre bambalinas lejos de otros justificativos, por la intervención de la república popular de China, que habría aportado el “60%” de dicho capital, completado por bancos de primera línea internacional, que habrían “solicitado reserva” de sus ID, por esa cuestiones que nada tienen que ver con la filantropía.
Los bancos aportantes del capital financiero de costo 8,25% anual, según fuentes del rubro fueron Bank of China, Citigroup, ICBC Standard Bank, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, Banco Santander, JPMorgan Chase y Standard Chartered. Según publicó Bloomberg, los bancos occidentales pidieron no ser identificados.
Tras conocerse la operación “repo” el secretario del Tesoro de los EEUU, Scott Bessent, le reclamó telefónicamente a Caputo el acuerdo que incluyera a bancos de China, dejando de lado el pedido anterior entre estos funcionarios, para que Argentina dejara sin efecto el swap, originalmente acordado con un gobierno peronista.
El reclamo desde los Estados Unidos, según el profesional del Derecho dedicado a las finanzas y representante entre otros de Donald Trump (Departamento de Estado para América Latina); Mauricio Claver Carone; consistió en que “China avanza porque la región no plantea a los inversores americanos un contexto que implique valor y retorno. Los inversores de Estados Unidos se mueven detrás del valor y el retorno, mientras que China invierte sólo para crear poder e influencia. Esa es la diferencia básica. Y esa es la responsabilidad de América Latina”.
Lo concreto es que Argentina vuelve a recibir ayuda de un odiado referente mundial que preside China, XI Jinping, en plano territorio bajo control de la Casa Blanca. Operación que evidencia ante todo la imperiosa necesidad de financiamiento con fines poco saludables para una economía muy afectada por el proceso de deudas asumidas en las gestiones de Macri y Milei.
Situación agravada con procedimientos similares al origen del descalabro; que no resulta posible reordenar cancelando parte del rojo, por ser un país que no genera producción y negocios internacionales como para hacer frente a una carga que al menos; en estos tiempos de desacertadas políticas económicas erráticas del gobierno, se generen los recursos adecuados para superar semejante endeudamiento.
El que por ahora, está lejos de solucionarse con recursos genuinos y de allí, la permanente búsqueda de más financiamiento equivalente a la hipoteca nacional tal vez, más grande que hayan sufrido los argentinos.
Se agradecen aportes para corregir eventuales errores en esta interpretación de las realidades comentadas.