Uno de los tantos temas que irrita al presidente Javier Milei por su temple que le impide, o esquiva, actuar con decoro y sin violencia disruptiva, es la cuestión de la lucha contra los femicidios y la violencia de género. Tema que diversos funcionarios nacionales han intentado desjerarquizar, incluso quitándole recursos del Estado, y cerrando instituciones como el INADI. Está demostrado que desde el gobierno nacional se niega la importancia de la igualdad entre el hombre y la mujer, y trabajar en el criterio de algunos sectores del machismo arraigado en la sociedad.

Al cumplirse 10 años de la iniciativa demandarte del colectivo “Ni una menos”, la vocera del sector destacó diversos aspectos en los que se evidencia la justicia de los reclamos tras un claro retroceso en el respeto por los derechos adquiridos. Precisamente Lucía Cavallero, la portavoz de “Ni Una Menos” manifestó “Hay lo que nosotras llamamos un antifeminismo de Estado, es decir, el Estado dedicado no solamente a desmantelar las políticas de prevención y abordaje de las violencias, las políticas destinadas a dar respuesta al problema de la autonomía económica de las mujeres, sino un Estado que promueve la violencia por razones de género, porque hay grandes referentes de la fuerza gobernante que tienen discursos misóginos en las redes sociales, en las declaraciones públicas. De alguna manera se transforma en cómplice y promotor de la violencia por razones de género. No es solamente un negacionismo, sino que hay una acción. No es solamente una omisión, sino es un Estado que la promueve y que nos señala como enemigas”.

Afirmaciones increíbles en tiempos en los que se habla de evolución, crecimiento y desarrollo de la inteligencia, a extremos de la virtualidad desafiante del rol humano. La escena es alarmante por la estadística y por el agravante de la llamada “guerra cultural”; que el oficialismo sostiene con su ideología inexplicable y peligrosa.