El gobierno nacional exhibe bastante más que preocupación por no lograr que el dólar se quede en la franja media de los límites establecidos, a criterio de supuestas conveniencias de la administración libertaria.
La que no puede tampoco aplicar dicho principio y ha abusado del intervencionismo negado pero aplicado firmemente para que el billete estadounidense no llegue al tope de los “$1400” o tal vez más como insinúan algunos operadores.
Algo que suponen ocurrirá en cuanto el gobierno deje de intervenir en el mercado de cambios.
Un sistema de bandas más figurado que real ante la desesperación motivada por el precio de dicha moneda en presencia de los enviados del FMI para evaluar el estado de las cuentas que no exhiben los deberes indicados. Equipo que insiste en que el dólar debe flotar y ser tan libre como la publicidad libertaria.
El mentado “mercado” se pone más que inquieto ante las no soluciones por falta de reservas y aumento del rojo por los continuos endeudamientos. A tal punto esa desconfianza que en la última oferta para hacerse de efectivo, el gobierno apenas si logró canjear el 40 % de los papeles de oferta.
A esto se agrega la salida del billete faltante a través de los gastos por compras vía internet y de los viajeros que encuentran buenas oportunidades, comparativas de precios con los del comercio interno. Proceso que ha generado ya un déficit comercial estimado en unos U$S 5000 millones.
Por lo pronto el FMI pisa la nueva transferencia de unos U$S 2000 millones que en la Casa Rosada esperaban y no llegan todavía. En simultáneo el banco Mprgan Stanley y luego Moody´s bajaron el pulgar a la Argentina sobre endeudada, agregándose otro problema para mal de los que integran el equipo fantástico de una economía recalentada, (Milei/Caputo/Sturzenegger y colaboradores).
Caputo esperaba renovar el pasado miércoles 25/6 una deuda de $ 10000 billones de la cual sólo lograron patear a futuro, el 60 %, mientras que los tenedores de papeles del Tesoro Nacional optó por pasar por ventanilla a recuperar sus capitales, en claro ejemplo de la creciente desconfianza de los actores del mercado financiero.